martes, 8 de marzo de 2016

Personalidad y vejez, ¿nos volvemos cascarrabias?



Los mitos y perjuicios acerca de la vejez están muy presentes en nuestra sociedad. Uno de ellos es aquel que está representado por la frase, que seguro todos hemos oído o dicho alguna vez: "las personas mayores son cascarrabias".

Es un estereotipo muy extendido aquel que presenta a las personas mayores como muy estrictas e inflexibles, con mal genio y mal carácter, que se enfadan pronto, que no tienen paciencia... No se trata más que de un mito negativo.

¿Alguna vez te has parado a pensar qué fundamento puede tener esta idea? Basta con detenerse e intentar recordar a aquella persona mayor que todos conocemos con buen humor, amable, risueña y muy agradable. 

No se trata de sustituir un estereotipo negativo por otro positivo, porque no serían más que generalizaciones y mitos.

Como ya os había contado, las personas mayores son muy diferentes entre sí. Conforme envejecemos, las diferencias entre nosotros se hacen más grandes. Por tanto, se trata de un grupo de población muy heterogéneo. Entonces, establecer reglas generales se hace muy difícil.

Diferentes estudios indican que la personalidad se mantiene estable a lo largo de la vida en sus factores primarios. Esto es, aquellos que somos cascarrabias de jóvenes lo seremos de mayores igualmente, al igual que si somos alegres tenderemos a serlo siempre.

Uno de los estudios clásicos que demuestra esta estabilidad de la personalidad es el Estudio Longitudinal de Baltimore (BLSA, Baltimore Longitudinal Study of Aging), desarrollado en Baltimore (EE.UU.) por Costa y colaboradores (1986). Se trata de un estudio longitudinal llevado a cabo durante décadas, y que todavía hoy sigue en marcha.

Por tanto, ser cascarrabias, serio o inflexible en la vejez indica que lo hemos sido durante toda nuestra vida. Al igual que otras características de personalidad, como ser responsable, alegre u optimista. 


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