martes, 8 de noviembre de 2016

Desterrando mitos: ¿las personas mayores están siempre tristes?



Continuando con la actitud del blog, intentando desterrar mitos y estereotipos hacia las personas mayores, hoy me gustaría hablaros de uno de ellos: "las personas mayores están siempre tristes". Considerar que un estado de ánimo bajo es "normal" en las personas mayores es un error.

El campo emocional es inmenso y, cada uno de nosotros, experimentamos diferentes emociones en cada momento. Cuando pasamos por un momento difícil en nuestras vidas -como la pérdida de seres queridos, enfermedades o soledad- es más probable que nos dominen las emociones negativas, como la tristeza o la rabia. 

La última etapa de la vida se caracteriza por una mayor probabilidad de que confluyan eventos negativos que nos hagan experimentar un bajo estado de ánimo. Por ejemplo, en esta etapa son más probables los fallecimientos de familiares y amigos cercanos, también lo son algunas enfermedades, etc. Estas situaciones pueden provocar que la persona mayor se encuentre baja de ánimo o triste- o incluso padezca un trastorno depresivo-, al menos durante un periodo de tiempo. No por ello debemos caer en la idea de que es normal que se sienta así de forma continuada. 

En la práctica, esta idea se materializa en considerar que entra dentro de la normalidad que una persona mayor tenga, por ejemplo, un trastorno depresivo. Como consecuencia, caeríamos en el llamado nihilismo terapéutico, negando cualquier tipo de intervención a estas personas: "porque es normal que se sientan así". 

Como a cualquier edad y en cualquier otra etapa vital, si una persona mayor experimenta un estado de ánimo bajo durante un periodo de tiempo continuado o sin una causa aparente, sería aconsejable que consultase con un especialista de salud mental, como un psicólogo. 

Los siguientes síntomas nos pueden dar pistas de que una persona está experimentando un trastorno depresivo:

  • Estado de ánimo bajo la mayor parte del tiempo.
  • Sentimientos de tristeza y/o desesperanza.
  • Llanto.
  • Disminución o aumento del apetito.
  • Disminución o aumento del sueño.
  • Retraimiento social.
  • Dificultad para experimentar placer.
  • Escaso interés por actividades que antes le resultaban interesantes.

Debemos considerar que algunos de estos síntomas aparecen durante los periodos de duelo. Ante la pérdida de un ser querido, la persona puede experimentarlos durante, al menos, uno o dos años. Esto entraría dentro de la normalidad, pues se trataría de una reacción adaptativa que requiere evolucionar a lo largo de una serie de fases. Una reacción de duelo sí se podría considerar "normal" a cualquier edad ante una pérdida (de un ser querido, de una pareja, de un trabajo, etc.).

A cualquier edad, experimentar síntomas como los descritos arriba nos pueden hacer pensar en la necesidad de consultar con un psicólogo. Los trastornos depresivos no son "normales", ni deben ser pasados por alto, a ninguna edad.


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