Conocida como felicidad, definida como bienestar subjetivo. Se considera que una persona feliz o con alto bienestar subjetivo es aquella que está satisfecha con su vida, siente muchas emociones agradables y está comprometida en actividades interesantes.
Según la teoría de la actividad, la felicidad es producto de la actividad. Es decir, la actividad es lo que nos hace felices. Por ejemplo, la actividad de escalar una montaña debería proporcionar mayor felicidad que alcanzar la meta.
Durante la vejez, estar activo es uno de los factores que mejor explica el bienestar subjetivo, es decir, la felicidad. Implicarse en actividades interesantes ejerce un efecto directo sobre la satisfacción con la vida y, además, realizar actividades es positivo para la salud física, la salud mental y las relaciones sociales.
En cuanto al tipo de actividades, pueden ser tanto productivas como de ocio. El beneficio está en el interés que despierte en la persona y la satisfacción que le genere realizarla.
Vivir un envejecimiento activo es vivir un envejecimiento feliz.