Una psicóloga, en una sesión, levantó un vaso de agua y preguntó: ¿cuánto pesa este vaso?
Fueron muchas las respuestas, tras las que ella expuso:"si lo sostengo un minuto, no hay ningún problema; si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo; si lo sostengo un día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto más pesado se vuelve".
Seguro que muchos habéis oído hablar de esta metáfora del vaso, que representa muy bien el tema del que trata esta nueva entrada. Al igual que ocurre con el vaso, el estrés puede tener un efecto inocuo e incluso beneficioso para nuestra salud y nuestro rendimiento, al contrario de lo que ocurre si se mantiene en el tiempo.
El estrés y la ansiedad generados por las preocupaciones, los obstáculo, las dificultades, los problemas etc. benefician alguna de nuestras funciones cognitivas en determinadas circunstancias, mientras que las perjudican en otras.
Los agentes estresantes de corto plazo y de gravedad suave a moderada realzan la percepción, la atención, la memoria...mientras que los de más peso y prolongados son dañinos.
Los expertos hablan de una relación de U invertida entre el rendimiento (sobre todo, de nuestra memoria) y el estrés. Cuando éste es moderado, la memoria mejora; al llegar a un punto a partir del cual el estrés es grave, la memoria comienza a rendir peor.
Durante la primera parte de la U, los agentes estresantes de suave a moderados y de corta duración realzan nuestra memoria, tratándose de un estrés óptimo. Esto se ha llamado estimulación: estado de alerta y concentrado.
Esto sucede, por ejemplo, cuando vivimos algún hecho con alto contenido emocional (como una sorpresa, el nacimiento de un hijo, etc.); recordaremos ese suceso más fácilmente y con mayor detalle que, por ejemplo, lo que sucedió horas antes a él.
La zona de nuestro cerebro encargada de formar recuerdos, el hipocampo, se pone más alerta y activa, facilitando la consolidación de recuerdos.
En la segunda parte de la U, el estrés es demasiado grande o prolongado. Esto genera que, a través de la liberación en exceso de una hormona (los glucocorticoides):
- Las neuronas del hipocampo dejen de funcionar.
- Las redes neuronales se desconectan.
- Dejan de nacer neuronas nuevas.
- Se pueden destruir neuronas del hipocampo.
Aunque esto ocurre en casos de estrés muy grave, sí es importante tener en cuenta que el estrés elevado y mantenido en el tiempo es perjudicial para nuestro cerebro y nuestra memoria.