Hoy en día, ¿quién no tiene algún familiar afectado por un ictus, o conoce a alguien cercano que lo haya sufrido? Es un problema cada vez más común, aunque a veces desconocido.
Llamamos ictus o accidente cerebro vascular (ACV) a cualquier alteración en el funcionamiento del cerebro causada por una afectación de los vasos sanguíneos. Esta afectación da lugar a que nuestras neuronas no puedan recibir su principal alimento, el oxígeno y la glucosa. Si esta interrupción es superior a 5 minutos, se produce la muerte neuronal y, como consecuencia, un daño irreversible en nuestro cerebro.
La idea preconcebida nos hace pensar que es una patología que solamente afecta a personas mayores, pero nada más lejos de la realidad. Actualmente, y cada vez más, las personas jóvenes también se ven afectadas por esta problemática.
Me gustaría explicaros brevemente en qué consiste un ACV, qué tipos hay y cuáles pueden ser sus consecuencias.
Como os he contado, un ACV implica que, por diferentes causas que ahora veremos, la sangre fluye con dificultad hasta determinadas zonas de nuestro cerebro, lo que ocasiona que las neuronas no reciben su alimento y mueran. ¿Cuáles son estas causas? Un ictus puede ser de tipo isquémico o hemorrágico.
Un ACV isquémico supone un decremento o una interrupción del flujo sanguíneo en el cerebro, y puede deberse a tres causas:
(1) Trombosis, que implica que una formación (grasa, aire,...) interrumpe un gran vaso de nuestro cerebro, impidiendo que la sangre fluya.
(2) Embolismo, que ocurre cuando una formación como la anterior fluye por los grandes vasos pero obstruye un vaso pequeño.
(3) Endurecimiento (arterosclerosis) o inflamación (vasculitis) de los vasos sanguíneos.
Un ACV hemorrágico, sin embargo, se produce por la ruptura de un vaso sanguíneo. ¿Por qué se produce esta ruptura? Puede tener varias causas, entre ellas: hipertensión arterial (que constituye la causa más frecuente), aneurisma (protusión o abombamiento del vaso sanguíneo) o angioma (malformación de los vasos).
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de un ictus o ACV?
La forma en que se presenta un ictus suele ser muy característica, pues aparece de forma inesperada y súbita un conjunto de síntomas neurológicos y/o neuropsicológicos, diferentes en función de la zona cerebral afectada:
- Hemiparesia o hemiplejia (dificultad o imposibilidad para mover una parte del cuerpo).
- Afasia (pérdida total o parcial de ciertos aspectos del habla: dificultad para comprender el lenguaje, o para expresarse verbalmente,...).
- Afectación de la memoria.
- Dificultades de visión.
- ...
Si cualquier de estos síntomas se presentan de forma brusca, se podría sospechar de un ACV, por lo que se recomienda recibir atención médica inmediata.
Una vez que una persona ha sufrido un ictus, la rehabilitación debe ser temprana, lo antes posible. Esto permitirá que la recuperación sea mejor y más rápida. Aunque en una gran cantidad de casos la recuperación total de las lesiones es imposible, sí es muy importante la rehabilitación temprana a diferentes niveles, en función del daño ocasionado: fisioterapia, logopedia, neuropsicología,...Nuestro cerebro tiene una gran capacidad de plasticidad, lo que permite que una intervención adecuada y eficaz le permita recuperarse de las lesiones cerebrales (las zonas cerebrales adyacentes a la lesión pueden asumir su función, las demás zonas cerebrales pueden trabajar para compensar la función perdida, etc).
Para ayudarnos con esta recuperación tras un ACV, actualmente disponemos de una aplicación para tablet y móvil, elaborada por los profesionales de Ictus Care. En ella podemos encontrar ejercicios de fisioterapia y de lenguaje, todo un listado de recursos disponibles según la zona de residencia, además de otros aspectos interesantes. Realmente, una buena aplicación, muy útil, teniendo en cuenta las dificultades de desplazamiento que encuentran en muchas ocasiones las personas que han sido afectadas por un ictus.
Aunque actualmente se desconoce la causa exacta de los ACV, sí podemos contribuir a su prevención manteniéndonos saludables. Para terminar, algunos consejos:
- Practica ejercicio físico.
- Mantén una dieta saludable.
- Evita el estrés (puedes practicar ejercicios de relajación).
- Elimina el consumo de tóxicos, como el tabaco o el alcohol.